La creatividad gana adeptos, y no solo de desde dentro de las fronteras del país llegan a alumnos a la Escuela de Arte de la capital. Durante estos meses son siete las jóvenes europeas que hacen del centro su lugar de aprendizaje, o de enseñanza.

Y es que además de seis estudiantes del programa Erasmus, la Escuela cuenta durante este curso con una profesora ayudante llegada desde Italia, Alessandra Sale. Su misión es ofrecer a los alumnos de Bachillerato con los que trabaja una visión y unas actividades educativas distintas a las que realizan con sus profesores habituales.

«Ahora estamos trabajando el volumen a través de la bisutería, que también es volumen y está relacionado con el proyecto que realicé en la universidad, por lo que tengo un poco de experiencia en ese campo», se pronuncia la docente, a la que Zamora le recuerda a Florencia, «por la cantidad de edificios históricos con los que cuenta».

La cercanía entre los alumnos y sus profesores es la mayor diferencia que Alessandra encuentra entre la educación española y la de su país, donde la relación entre ambas partes es más rígida. Además, «aquí las asignaturas son más artísticas, hay escultura, talla en madera, técnicas muy interesantes para los alumnos, que pueden aprender a crear un mueble o un sofá, entre muchas otras destrezas», señala.

Eliza Teneva, Katalin Csíki, Agota Szilágyi-k, Yoanna Ivanova, Bogna Laskowska, Jurga Zukaityte, son los seis nombres que llaman estos meses la atención en la lista de clase del Grado en Diseño de la Escuela.

Bulgaria, Polonia, Rumania, Estonia, Letonia o Lituania son algunos de los países de donde proceden los estudiantes Erasmus de la Escuela, que aunque temporales, forman parte de las clases en las mismas condiciones que el resto de alumnos. El idioma supone un pequeño inconveniente a la hora de entender y hacerse entender, pero vienen con la idea de manejar el español y aprobar sus asignaturas, aunque los primeros días el inglés es su tabla de salvación.

Amantes de la siesta, las estudiantes extrañan sin embargo más movimiento del comercio y de la ciudad en las horas centrales del día, precisamente cuando la tradición achacada a los españoles marca la hora del pequeño descanso en la mitad del día. «Queríamos venir a España entre todos los países de Europa, y dentro del país Zamora nos gustó porque está muy cerca de Portugal y mientras estamos aquí podemos aprovechar para hacer turismo y conocer otros países», se pronuncian las jóvenes, que llegan a la capital para cursar unos meses o un curso (depende de la beca de cada alumno) de sus estudios superiores en Diseño.

Logroño y Bilbao son las otras dos opciones que los Erasmus pueden elegir dentro del país, pero la mayoría escogieron «una capital tranquila», cansadas del ajetreo diario de sus ciudades de origen.

Viven en pisos compartidos en los que buscan integrarse al máximo durante el tiempo que están en Zamora, donde el puente nuevo, las iglesias, el barrio de Olivares y la calle de los Herreros les han llamado la atención, «como arquitectura. Lo de las tapas y los bares también nos gusta, pero las calles estrechas tienen un encanto especial, y en Zamora hay muchas», se pronuncian las futuras expertas en diseño de edificios, estructuras o interiores.