Ester Bellver representa el monólogo «Todas a la una», basado en textos de Agustín García Calvo, mañana en el Principal.

-¿De dónde surge su relación con Agustín García Calvo?

-Le conocí hace 20 años cuando era mi profesor en el Teatro de la Abadía de Madrid. Yo estuve en la primera promoción y tuve la suerte de tenerle como profesor de ritmo y prosodia. A partir de entonces comencé a conocer su obra, a profundizar en ella y a fascinarme con su manera de ver el teatro. Recuerdo que el primer día de clase nos dijo que el Siglo de Oro y sus estructuras métricas eran insignificantes frente a algunas de los griegas que manejó tanto traduciendo y escribiendo. Posteriormente comencé a asistir a sus tertulias del Ateneo de Madrid y allí me hizo una gran herida, en el mejor sentido. Su ataque a la realidad, como él lo llamaba, el poner en cuestión todo lo que era inamovible, fue muy iluminador para mí. Asistir a sus tertulias era vida y oírle hablar con ese increíble dominio del lenguaje... ha sido una joya poder tenerle tan de cerca en mi vida.

-¿En qué momento y por qué se plantea el recopilar parte de las creaciones del poeta y dramaturgo zamorano?

-Cuando descubrí su obra me parecía inconcebible que no se estuviera llevando continuamente al teatro, con la excepción «Baraja del rey don Pedro» que se montó en el teatro de la Abadía y fue premio nacional, ya que tiene grandes obras. Desde entonces he facilitado texto de Agustín a muchos directores e incluso yo misma he intentado llevar a cabo dos proyectos «Ismena» y a «Pasión farsa trágica», una pieza maravillosa. Durante cuatro años luché por llevarlos a cabo con otros actores de la Abadía, pero como no tuvimos el apoyo de programadores, salvo el de Zamora y los compañeros abandonaban este intento por otros trabajos.

-¿Por qué no fructificó ese esfuerzo?

-Porque no tuve el apoyo de los teatros a los que me dirigí para programarlo. También entonces era más joven, más ingenua y no tenía recursos para pagar a los actores que estaban en el proyecto por romanticismo. En el mundo de la cultura Agustín es conocido y respetado porque es Premio Nacional de Teatro y Traducción, pero sus obras plantean muchas reflexiones y en el mundo comercial no se atreven a programar estas obras magistrales. Creo que a Agustín, como a los grandes en su momento, no se le aprecia demasiado y años después logrará una gran fama. Agustín García Calvo es el autor contemporáneo más grande de España y las gentes del teatro tenemos una gran deuda con él.

-¿Cómo surgió el proyecto de «Todas a la una»?

-En las vacaciones de hace dos años me llevé obras de Agustín. Al volver le llamé y le propuse hacer un monólogo a partir de obras suyas. Pensé que me iba a decir que no y sin embargo su respuesta fue de apoyo total e incluso se ofreció a escribir un hilo conductor. Cuando le presenté los textos me dijo que prefería dejarme libertad total. El traer el montaje a Zamora estaba cerrado antes de su fallecimiento. En todos los intentos de representar a Agustín el programador del Principal, Daniel Pérez, siempre se ha brindado para que se represente en la ciudad. Un día antes de su fallecimiento le pude dar la alegría a Agustín de que íbamos a representar en Zamora. Representarlo en esta ciudad para mí es muy especial. Él no está, pero su palabra está muy viva y daré voz a esos textos.

-¿Sobre qué textos hizo la selección?

-Este espectáculo, además de querer ser un regalo para Agustín, es representativo de los diversos estilos que cultivó. He cogido escenas de la «Iliu Persis», una obra magistral que espero que no tarde mucho en verse sobre los escenarios, otra de «Ismena» así como una selección de poemas, algún relato, algún cuento, romances? textos en prosa y en verso.

-La propuesta la define como un monólogo tragicomusical. ¿Por qué?

-Es un monólogo al estar yo sola en la escena y es tragicomusical porque tiene la cosa de la farsa y musical porque el manejo del lenguaje de Agustín es muy musical. Muchos de los textos en cuanto te pones a jugar con ellos muy fácilmente salen canciones. Así muchos de los poemas de Agustín los canta Amancio Prada y yo también me he dejado seducir por la magia que tienen estos textos y los canto en la interpretación. La música y la farsa trágica están presentes en este montaje.

-¿Lo más difícil del montaje reside en??

-En conseguir representarlo. Parece mentira que Agustín ha salido en todos los medios de comunicación y se le ha reconocido públicamente. Sin embargo hay un espectáculo que recoge sus textos y solo tengo la función de Zamora y otras dos más. Creí que los teatros iban a estar más abiertos a representar el teatro de Agustín que tiene una fuerza increíble. Este montaje lo estrené en junio en una sala alternativa de Palencia, posteriormente lo he representado en Barcelona, en Asturias y luego en Madrid. Lo he ofrecido a teatros de importancia y muchos de ellos ni me han respondido. Me ha sorprendido que tras su fallecimiento no haya un mayor interés por un montaje sobre parte de sus obras, no obstante voy a seguir con el empeño porque como es un monólogo lo representaré cuando se lo pidan.

Madrid, 1965

Llegó a la interpretación tras iniciarse como bailarina en la revista, que dominaba los escenarios de Madrid cuando ella comenzaba a trabajar. La llamaron para participar en una obra de Pedro Osinaga y posteriormente entró en la Compañía de Teatro Clásico cuando la dirigió Marsillach. Después pasó por el teatro de la Abadía y también se formó en Londres. Ha trabajo en «El Burlador» de Dan Jemmet, «Divinas palabras» de Gerardo Vera o con Compañía Rotura producciones «protAgonizo» en la que se encarga de la dramaturgia, la puesta en escena y la interpretación.