La sala de los trabajos del Monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid) acoge desde hoy y hasta el 20 de julio una exposición de 15 acuarelas del artista zamorano José María Mezquita que se basan en la actividad de un antiguo recinto fabril del sector harinero zamorano, reconvertido después en fábrica de piensos, junto a escenas de dos comercios de moda y calzado, hoy ya clausurados en la capital zamorana. La selección de los cuadros ha corrido a cago del autor y de Gonzalo Jiménez, secretario general de la Fundación de las Edades del Hombre, entidad que organiza la muestra artística.

“Se trata de abordar la obra de Mezquita acorde a su trayectoria, grande en número de cuadros y en su tamaño, ya que siempre ha trabajado con grandes formatos. Se ha querido hacer algo que mezcla sencillez, belleza y una calidad extraordinaria”, dijo. La primera parte de las aguadas en tinta están basadas en una antigua fábrica de harinas se albergan en el recinto monacal con menos iluminación, “ya que así recrea el ambiente en el que se pintaron”, explicó.

A su vez, se ha seleccionado otras escenas a base de acuarela que reflejan con puntos de luz directos una tienda de zapatos -Calzados 13- y otra de moda -Almacenes Anta- recogiendo su interior, trastienda y el escaparate. Ambos establecimientos funcionaron como comercio tradicional hasta hace muy poco tiempo en la ciudad de Zamora y el artista los inmortalizó poco tiempo antes de que se cesaran su actividad. En cuanto a la fábrica retratada, es de principios del siglo XX y hacia su mitad dejó la actividad harinera para dedicarse a los piensos hasta que se clausuró.

En opinión de Jiménez, el pintor y también escultor José María Mezquita, que recibió el premio de las Artes de Castilla y León 2006 por su brillante trayectoria artística, maneja las acuarelas “con maestría” y -parafraseando al prestigioso pintor manchego Antonio López- la obra del zamorano representa “lo mejor de la pintura española contemporánea”.

El protagonista del trabajo expuesto desde hoy en el Monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid) cuenta en su haber profesional desde 1980 con un total de 33 exposiciones individuales y 34 colectivas, repartidas entre Castilla y León, La Rioja, Asturias, Madrid, Castilla-La Mancha, Cataluña, Navarra, Galicia, Cantabria, Mallorca, Bélgica e Italia. Su obra estuvo además presente en la edición de Las Edades del Hombre celebrada en el Monasterio de Salvador de Oña en 2012.

Disfrute de la realidad

El artista zamorano destacó de su trabajo que la pintura la realiza con el deseo de que “la disfrute el espectador, compartiendo con él lo que siente el autor, ha vivido y le gusta”, ofreciendo para ello muchos aspectos de la realidad que ha contemplado o de la naturaleza que le rodea. “He tratado de abarcar lo que a lo largo de una vida humana se puede disfrutar y que tiene que ver con mi memoria, ya sea del ámbito vegetal o de las tiendas, de cuando mis padres tuvieron un comercio, junto a las fábricas al sentir admiración siempre por el mundo de las máquinas”, expuso.

En este sentido, recordó que antes de estudiar cinco años en Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, siendo discípulo de Antonio López, realizó estudios de perito aeronáutico. “Esta variedad de temas no es un picoteo artístico si no una necesidad de expresar todo lo que a mi alrededor me interesa emocional y espiritualmente. Estos trabajos del comercio y de una fábrica permanecían inéditos y estaba esperando tener una ocasión digna para exponer como lo ha sido la propuesta de la Fundación Edades del Hombre. Al haber pintado algunas acuarelas en condiciones de poca luz, el monasterio y su penumbra es un sitio ideal para observarlas”, agregó.

Su obra es fundamentalmente realista y se sirve para sus creaciones de su entorno más inmediato, que no es otro que el de la provincia de Zamora, donde encuentra los paisajes y elementos naturales como raíces, árboles y demás aspectos del mundo vegetal que plasma con pasión en sus cuadros. Las tiendas de todo tipo y sus escaparates, almacenes e interiores de fábricas de harina, en activo y abandonadas, son otros de los espacios por los que el artista zamorano se siente atraído. “Prescindo de lo accesorio y sintetizo lo visto y vivido tratando de buscar siempre lo fundamental, que es el espíritu de la realidad que intento transmitir al publico”, finaliza Mezquita.