Una de las facetas más populares de Ramón Álvarez fueron los tradicionales Gigantes de la ciudad, que creó en 1885 para acompañar las fiestas del Corpus. Aquellas creaciones cayeron en el olvido y el infortunio, a tal punto que desaparecieron. Fue el escultor zamorano Ramón Abrantes quien los recuperó con una nueva versión de El Ramón, El Abuelo, La Negra y El Turco. Estos personajes hoy son indisociables de fiestas tan zamoranas como el Corpus o San Pedro.

Parece que los jóvenes de ahora suponen el siguiente eslabón en esa cadena para perpetuar una tradición tan antigua como la de los gigantes, a la que desde hace pocos años se han sumado los personajes del Cerco. O por lo menos, algún discípulo nacerá del taller que desde la semana pasada recupera y homenajea la figura del maestro Ramón Álvarez. Si hace unos días se trataba de medir la pericia de los escolares en la talla con la gubia o de hacer un original de escayola, esta vez, la prueba consistía en impregnar miniaturas de aquellos gigantes con los vivos colores que lucen cada vez que salen en las fiestas.

Con mayor o menor acierto, los jóvenes han demostrado sumo interés en dotar de vida al Turco, el gigante elegido de la colección zamorana en el taller que dirige Francisco Iglesias.

Recortables

Durante estas jornadas educativas y también de carácter lúdico, los jóvenes han coloreado los dibujos de los grupos escultóricos más emblemáticos de Ramón Álvarez, e incluso se han atrevido a realizar un recortable de Nuestra Madre de las Angustias, donde cada uno podía elegir, a discreción, el tipo de corona con que acompañar a la Virgen: la actual o la que recibirá el próximo septiembre en la ceremonia canónica de la Catedral. La actividad se suma a las que la agrupación La Morana -que se encarga del mantenimiento y promoción de La Tarasca- dedica a la figura de Ramón Álvarez en el 125 aniversario del fallecimiento del maestro de Coreses.