Asegura que ha desempeñado tantos oficios que "no sabría decir cual es el mío", pero si por alguno se conoce a Álvaro Gaspar Martínez (1935) en Belver de los Montes es por su faceta de poeta y alma de la revista "Villa de Zaire". Álvaro Gaspar cuenta sus orígenes, su presente y la necesidad de relevo generacional para el futuro.

-Se cumple el XXVI aniversario de la creación de la revista, ¿Cómo nació la publicación "Villa de Zaide"?

-Empezó después de un cursillo de cristiandad nos reunimos el párroco, un grupo de mujeres y yo y hablando de la necesidad de entrar en las casas. El párroco quería llevar el evangelio y nosotros la idea de dar un mensaje de unión y de amistas entre todos los vecinos. Yo propuse la idea de hacer una revista cada mes y darla por la casa. Nació siendo un folio, doblado con cuatro páginas y cada uno, en el número cero, expresaba allí lo que quería que fuera. Al principio éramos una junta, pero hubo un momento en que pensé que la revista se escacharraba entre lo que pensaban unos y lo que pensaban otros. Que no tenía futuro. Hubo hasta quien me dijo que iba a durar unos meses, así que dije: "ahora la voy a coger yo como capricho" y sigo manteniendo la palabra.

-Pero escribir en la revista tiene sus condiciones ¿no?

-Colaboran todos los vecinos, no se copia nada de libros o publicaciones y que sea original. De Belver de los Montes solo. Así hay poesías, chistes, cartas? También los eventos que ocurren en el pueblo, aunque sea a mes pasado, incluso bodas y bautizos.

-¿Y cómo se mantiene esto veintiséis años?

-Ha tenido muchas vicisitudes, hasta que por fin el cura que era uno de los autores dijo que una colecta de cada mes se destinaría para la revista. Así, se sigue manteniendo y bueno, con los donativos de los que están fuera del pueblo, que son los que más lo quieren.

-¿Qué se cuenta en ella? ¿Cómo se logra escribir tantos ejemplares con artículos inéditos?

-Había un señor que tenía un libro del monasterio de San Lorenzo y fue contando la historia de Belver. Cómo se hizo el castillo, el convento, que pertenecía a Sahagún de Campos y cada mes escribía un artículo. Después el párroco hablaba de los suyo y yo, pues escribía poesía y algo de prosa. La portada suele ser un canto al pueblo en poesía.

-¿Y en la actualidad?

-Pues más o menos lo mismo.

-¿Cuántos ejemplares se editan?

-Unos 150. Que se distribuyen a través de la panadería y de las tiendas. Llegan para todos y yo me quedo con algunos. Además, ahora hemos comenzado a enviar la revista por correo electrónico a quien nos lo solicita y también se puede ver a través del Facebook de Belver. En verano se incrementa un poco la tirada porque viene más gente y llegamos a 170. Con un coste total de unos 60 euros.

-¿En algún momento ha peligrado la continuidad de la publicación?

-Sí, en algún momento no ha habido recursos y me ha tocado poner a mí el dinero, pero como no era tanto la revista continuaba. Más que nada por el capricho mío.

-¿Ha buscado sucesor?

-Estoy intentándolo. Este próximo mes publico un artículo en el que digo que ya estoy cansado y que sería bonito que los jóvenes o la asociación cultural Río Sequillo se haga cargo de la misma.

-Pues usted se encarga absolutamente de todo, ¿no?

-Sí. Cojo los artículos hasta el día 20 de cada mes, para tener ocho o diez días ahí para organizarla. Luego la llevo a fotocopiar al Ayuntamiento y después la grapo yo en casa.

-¿Esto no le ha quitado tiempo de su vida laboral?

-Salvo alguna noche, por lo demás bien.

-¿También escribe poesía?

-Sí y siempre encuentro algún motivo de inspiración. Belver tiene muchos temas: tiene río, monte, bosque, canal, regadío, secano, coro de iglesia, una iglesia bonita, un retablo hermoso, un monasterio, una biblioteca, un museo? en fin de todo. La poesía nace en todos los sitios como las hierbas hasta en los estercoleros. Además no copio a nadie. Mira que hay poetas en el mundo, pero a mí no me vale

-¿Desde cuándo le viene esta afición?

-De pequeño leía mucho, me gustaba leer, sobre todo novela. Un libro es un amigo que te habla al oído, como el viento. También hacía pequeños poemas, pero no los llegaba ni a escribir. A tiempo completo empezó al enviudar, hace más de 30 años de eso. Entonces era guarda de campo y me daba tiempo a la sobra de una encina a hacerlo.

-Tiene dos libros editados ¿está preparando algún otro?

-Podría tener otro pero la pensión ya no me da.

-¿Ha buscado financiación?

-He tocado algunas puertas, pero? no hay dinero.