La portada del programa teatral del segundo semestre del año en Benavente está protagonizado por Ana Milán y Fernando Guillén Cuervo. Son dos caras muy conocidas en pequeña y gran pantalla, con larga trayectoria profesional que este domingo representan en el Reina Sofía la obra de teatro "Hoy: el diario de Adán y Eva".

-La obra que llega mañana a Benavente lleva más de un año de gira, ¿cómo ha ido cambiando?

-Ha ido creciendo. Es una función que está muy viva, que ha ido quitando cosas y añadiendo otras que de repente cogen mucho protagonismo.

-¿Qué van a encontrar los espectadores que acudan?

-Es una historia de amor que traspasa hasta el público, es una historia de amor que a todos nos gustaría tener. Tiene humor y amor casi a partes iguales, que son los dos pilares fundamentales de la vida.

-¿Es difícil "llenar" el escenario con solo dos actores?

-Con ese texto indudablemente no. Es el texto más bonito que he leído e interpretado nunca.

-¿Cuál es la aportación del director, Miguel Ángel Solá?

-Mucha, es el padre de todo esto. Nos ha dejado volar mucho como actores y ha hecho una dirección casi queriendo mejorar lo que él hizo en su momento. Le ha aportado sobre todo mucha libertad y ha sido muy generoso con nosotros.

-¿Qué aporta Ana Milán a los personajes y viceversa?

-Mi personaje me ha hecho un gran regalo en la vida: mirar con ojos nuevos el mundo. De alguna manera estamos demasiado acostumbrados a ver el mundo y no nos paramos a ver la maravilla que tenemos delante, salvando las distancias de aquellos que nos lo quieren empeorar, pero el mundo, como tal, es absolutamente maravilloso y Eva te ofrece la posibilidad de verlo por primera vez a través de sus ojos.

-Con este papel ha ganado el premio Kapital a mejor actriz de teatro.

-Los premios lo único que hacen es confirmar sueños. Una empieza un proyecto con toda la ilusión del mundo y eso no te garantiza nada. Tú sales al escenario y da igual que el viernes hayas hecho una función maravillosa. El sábado, si estás mal, las personas se marcharan a casa diciendo "no era lo que yo esperaba". De alguna manera un premio es un sueño que se convirtió en trabajo y un trabajo que se convirtió en éxito.

-¿Es difícil no llevarse el trabajo a casa dado que el otro actor, Fernando Guillén Cuervo, es su marido?

-Pues sí, resulta difícil, porque inevitablemente sales de la función, te montas en el coche y la comentas y llegas a casa y la comentas y estás comiendo un domingo y se te ocurre algo y lo comentas. Por eso quizás es una función que está más viva que otras, porque estamos ahí al pie del cañón.

-Las dos veces que la obra se ha puesto en escena, los protagonistas eran pareja en la vida real. ¿Ventaja o inconveniente?

-Creo que tiene más ventajas porque estás tocando un tema universal y maravilloso que es el amor. Cuando se está enamorada y subes al escenario puedes trabajar de otra manera. Alcanzas un estado que con otro compañero uno se aproximaría, pero no se llega hasta ese punto. Esto le aporta mucho. Hay mucha gente que nos dice después de la función que saltan chispas en el escenario y sí, hay algo de eso.

-¿Es difícil triunfar en tiempos de crisis?

-Se está haciendo mal. No es que lo diga yo, es que lo dice la experiencia de otros países donde esta subida de IVA, estos recortes, no han funcionado, porque detrás del espectáculo hay mucha gente que trabaja. No es un tema de actores nada más, son los directores, son los productores, el acomodador, la chica de maquillaje? hay tanta gente vinculada a esta profesión que es un desastre porque no ha funcionado, no está funcionando y no funcionará. La gente que iba al teatro y ahora no va es porque no puede. Nosotros afortunadamente hemos tenidos los teatros llenos, pero me consta que hay gente que hace muchos esfuerzos para pagar una entrada porque está la situación mal.

-¿Cómo se afronta actuar en un teatro como el de Benavente?

-Cuando te subes al escenario no hay teatros pequeños ni grandes. Nosotros venimos ahora de San Sebastián, del Víctor Eugenia, que es uno de los teatros más bonitos, recién reformado, 900 butacas, todo lleno... y yo voy con la misma ilusión a Benavente que a San Sebastián. Cuando se apagan las luces solo existe el público, los actores y el texto. No hay arquitectura, se crea una comunión, lo único que rezas es porque haya un público bueno, receptivo, que esté dispuesto a disfrutar. Realmente es un privilegio subirse a cualquier escenario y contar tu historia.

-Próximos proyectos.

-Ahora estoy inmersa en las grabaciones de la serie, escribiendo un nuevo libro, escribiendo un guión de película... ¡no me caben más proyectos!