Desde chozas, viviendas y cortinas hasta panorámicas de poblaciones, caminos o detalles de comercios ya desaparecidos están presentes en las más de 4.500 fotografías de arquitectura popular que componen la colección Carlos Flores que atesora el Museo Etnográfico.

El ingente catálogo gráfico lo efectuó el arquitecto toledano, uno de los grandes especialistas en arquitectura tradicional, desde los inicios de los 60 hasta finales de la siguiente década para ilustrar los cinco volúmenes de su obra «Arquitectura popular española», una publicación todavía de referencia en el ámbito de la construcción tradicional.

El amplio archivo, compuesto por las imágenes y sus negativos, ha llegado a manos del centro cultural gracias a «la adquisición de una parte de la colección» y «una importante donación por parte del autor», quien plantea «una audaz teoría socioeconómica sobre la arquitectura popular». «Se trata de la mejor documentación fotográfica que existe de España efectuada por uno de los mayores especialistas de arquitectura rural», certifica el director del Etnográfico, Carlos Piñel, mientras que el bibliotecario del Museo, Emilio Ruiz Trueba añade: «Este hombre captó la realidad arquitectónica de España en el momento previo a que comenzara la despoblación y la transformación del medio rural».

Para difundir las fotografías, algunas de ellas todavía inéditas, desde el Etnográfico han impulsado la catalogación las imágenes de la colección y han creado una base de datos propia, tras observar modelos existentes. En la fototeca figuran datos del contenido, como el autor y el título de la obra, una descripción del tipo de imagen, su formato, entre otros muchos apuntes. «La única información que tenemos de cada fotografía es el lugar y el año en que se tomó, ni tan siquiera la fecha exacta, y con esos datos tienes que proceder a efectuar una la descripción lo más precisa posible», describe el documentalista Emilio Trueba.

Por el momento han registrado alrededor de 400 imágenes y el propósito es proseguir este año para que quien desee acceder a las imágenes pueda efectuar una consulta rápida, ya sea en físicamente en la sede del Museo o bien a través de la web del centro temático regional. «Hay fotografías muy bonitas, pero fundamentalmente su gran riqueza reside en facilitar un conocimiento de un mundo que ya no existe y que muchas personas ni tan siquiera han conocido», precisa el bibliotecario.

Los negativos y los positivos se encuentran almacenados cuidadosamente en unos sobres, pero el paso del tiempo está generando algunos problemas de conservación, por lo que una empresa zamorana está procediendo a la digitalización de cada uno de los clichés de las imágenes que Carlos Flores realizó en Castilla y León.

Por el momento las 156 instantáneas correspondientes a la provincia de Zamora, tanto de la capital como de poblaciones como Fermoselle, Toro, Bermillo de Sayago, Boya o Puebla, entre otras, así como de las provincias de León y de Salamanca se conservan en un nuevo formato y en unas fundas más adecuadas para que preserven su aspecto original. «A mediado de este año queremos que estén digitalizadas todas las imágenes de la comunidad autónoma», aseguran fuentes del Museo Etnográfico.

La elevada calidad y el valor de las fotografías han auspiciado que organismos culturales de otras comunidades autónomas se hayan interesado en contar con las imágenes centradas en sus latitudes. «Estamos estudiando la posibilidad de firmar acuerdos con entidades de otras regiones para cederles la parte del archivo centrada en esas zonas con el objetivo de que digitalicen esas imágenes, lo que en ultima instantánea ayudaría a divulgar el rico patrimonio que tiene el Museo Etnográfico de Castilla y León», sentencia el director del centro, Carlos Piñel, quien apunta: «Nuestro deseo es que el archivo está a disposición de cualquier persona que le interese siempre y cuando exista una garantía de uso adecuado».