Un documental espectacular, tanto a la hora de mostrar en toda su dimensión los saltos de snowboarding como al recrearse en unos paisajes de alta montaña realmente soberbios, que utiliza todo un arsenal de recursos técnicos y narrativos para convertir al espectador en testigo privilegiado de lo que sienten y efectúan los mejores profesionales del mundo de la especialidad.

Presentada en el Festival de San Sebastián en copia en 3-D, reconvertida a partir del original en 2-D, adquiere unos niveles de calidad fotográfica realmente notables y se estrena en las pantallas en V.O., subtitulada.

El director Curt Morgan, que también es operador y responsable del montaje, demuestra una vez más por qué es uno de los documentalistas deportivos más brillantes del momento, responsable de una filmografía muy elogiada.

El propósito no era otro que mostrar las increíbles peripecias de los más reputados saltadores de snowboard en su propio ambiente, eligiendo para ello los escenarios más idóneos sin tener en cuenta las dificultades de traslado que el tema conlleva. Por eso se escogió Alaska, Chile, el estado norteamericano de Wyoming y la British Columbia canadiense.

Naturalmente, al frente del equipo de deportistas se puso el número uno en la especialidad, Travis Rice, acompañado de la élite de este deporte, que incluye a John Jackson, Mark Landvik, Scotty Lago, Nicolas Muller, Jeremy Jones y, entre otros, Pat Moore. Perfectamente equipados, con helicópteros y avionetas facilitando las tareas de auxilio y de rodaje, el proyecto solo tenía un enemigo imposible de controlar, el factor meteorológico. Precisamente el mal tiempo impidió que algunos de los decorados naturales no fueran aprovechados y que finalmente se optara por regresar a Estados Unidos.