A sus 87 años, Francisco Chimeno, de Rihonor de Castilla sigue elaborando vino. Al igual que él, otros tres vecinos más del pueblo continúan cosechando vino de la raya en toda regla. Ante unos cubos de uvas, afirma que son malas porque «no las pican ni los pardales, ni las abejas, ni las avispas». El fruto de una parra tendida sobre un pajar es el objeto de la vendimia de este rihonorense y algunos familiares que se han desplazado ocasionalmente desde Madrid. «Estas uvas no son buenas para hacer vino». El fruto morado deja un regusto a higos. Las viñas en el pueblo castellano están prácticamente abandonadas. «Hace tres o cuatro años que no cavo la única viña que tengo» dice. Esa viña, de fruto más dulce, sí tenía querencia de avispas, abejas, pardales y humanos porque «en cuanto estaban maduras venían y las picaban todas». Y a renglón seguido recita un verso «marchan los años, marchan las viñas» para describir cómo progresivamente se abandona el campo y el cultivo de las uvas.

La viña en sus mejores tiempos proporcionaba vino para todo el año. Francisco Chimeno sonríe cuando dice que el vino de Rihonor no es bueno y echa la culpa al fruto y al clima, principalmente, porque el calor no es suficiente para hacer madurar la uva y alcanzar el azúcar suficiente. «No están criadas» dice este vecino octogenario. Es mediados de octubre «y las uvas todavía están ácidas». Desde niño vio en el pueblo como los mayores se dedicaban todos los otoños al vino. «Primero se llevaban las uvas al pilo para pisarlas y luego a las pipas para fermentar».

En el extremo sur de la comarca de Sanabria hay tres núcleos donde, desde antiguo, se elaboró vino casero: Rihonor de Castilla, Calabor y Santa Cruz de Abranes. Es una zona con un clima más benigno que el centro y norte del territorio, con menos altitud y temperaturas más suaves. La gente está equivocada y «piensan que cuando pasas Ungilde y Robledo esto es otra cosa, pero no es tanto». El vino bueno está unos pasos más adelante, en Río D Onor de Portugal. En el vecino país, a unos metros «sí se hace buen vino, porque es tierra de viñas». Francisco Chimeno tira de nuevo de la sabiduría popular para afirmar que el buen vino es el que viene de Labiados (Portugal) «en Labiados hay un dios y aquí hay otro dios». Buena parte de sus convecinos al otro lado de la frontera se dirigen hasta el pueblo de Labiados para comprar uva con la que elaborar el vino, aunque también ha llegado a tierras del lado español la tinta de Toro o uva de los Valles para proveer las pipas sanabresas. Llama la atención que prácticamente en los dos pueblos de la raya, en huertos y fincas, no falta una viña y una parra.

En tiempos también se fabricaba orujo en esta zona con los restos de la uva. Había personas de paso que venía en busca de vecinos que le vendieran algunos litros de este licor que se fabricaba en casa al amparo del estraperlo. «Aquí había una mujer que lo vendía al que se lo pedía. Yo también hice algo de aguardiente, no mucho, para casa».