Coinciden el presidente y el director técnico de la DO Toro, Amancio Moyano y Santiago Castro, respectivamente: los vinos caseros elaborados en la zona vitivinícola amparada por el marchamo de calidad han «crecido» en exquisitez en los últimos años y pueden codearse, en muchos casos, con los que comercializan las bodegas. Es más, algunos tintos y blancos criados en bodegas antañonas, tienen tal singularidad que los hacen muy apetecibles para los paladares de la mayoría de los consumidores. Hay futuro en este campo.

Esta fue la principal conclusión de la cata que se celebró en Sanzoles con motivo de las fiestas de San Sebastián organizada por bodegas Volvoreta. Al final el mayor reconocimiento en tintos se lo llevaron los hermanos Benito y Eladio Sánchez González y en blancos los citados y Pía Tejero Sesma.

La cata, muy bien dirigida e ilustrada, reunió también a un público joven que aprendió las nociones básicas del vino. Ese era uno de los principales objetivos de Antonio Alfonso, de bodegas Volvoreta, acercar los jóvenes a la vitivinicultura. Lo consiguió. La frasecita de marras: «Quien a Sanzoles vino y no bebió vino, ¿a qué c... vino?» cada vez tiene menos sentido porque todos los que vienen pican.

Las fiestas de San Sebastián finalizaron el domingo por la noche. Para la pequeña historia del pueblo quedó el pregón de Miguel Manzano, muy emotivo y evocador, que sirvió para levantar la autoestima de la villa, manantial de algunas de las canciones más populares de la provincia.

También hay que reseñar que después de muchos años la edición festiva de 2013 transcurrió sin orquestas. Las discotecas móviles, como ha ocurrido en otros muchos pueblos, pudieron el ritmo desde el principio hasta el final de las celebraciones. En general, no desentonaron y hasta hubo quien agradeció el cambio.

El agua que se cebó con el pueblo, sobre todo en la tarde del sábado, no pudo con el ciclo taurino. Vaquillas, recortadoras y encierro por el campo (por cierto con cornada incluida a un caballo) llenaron el cartel. Y para hacer cantera, un encierro ecológico. Los niños (y algún mayor) se lo pasaron de cine con las toras y los carretones. Hay muchachos y jóvenes que prometen.

No faltaron, claro, los hinchables, ni las actividades infantiles como la sesión de cuentacuentos amenizada por el grupo Los Estorninos Glotones que sirvió para que los más pequeños aprendieron nociones básicas de música. Un gran acierto.

Las bodegas, como no, volvieron a convertirse en centro de las fiestas y catedrales de la diversión. Las peñas, un año más, no fallaron. Y qué dure.