El pueblo zamorano del Chantre se queda sin su procesión

El temporal de lluvia y viento obliga a suspender el desfile del Cristo de la Misericordia en El Perdigón

Cofrades de la hermandad posan en la iglesia tras la suspensión del desfile procesional

Cofrades de la hermandad posan en la iglesia tras la suspensión del desfile procesional / Félix Rodríguez Lozano

Félix Rodríguez Lozano

Después de muchas elucubraciones sobre los umbríos presagios de la amenazadora noche, se decidió con buen criterio, no sacar al raso el espectacular Cristo de La Misericordia. Las cosas no estaban para broma alguna.

Fue el pasado miércoles día 27 de marzo. La Hermandad Penitencial del Cristo de La Misericordia es la más joven de cuantas cofradías desfilan por las calles de El Perdigón, lo que no significa que no sea ya emblemática y de enorme arraigo en las gentes del pueblo de La Laguna.

Cofradía y correspondiente procesión, creada y desarrollada personalmente por el insigne artificiero semanasantero Alfonso Fonseca García, que la crea de la nada, como también ha hecho con la Borriquita o, también, ha sido capaz de reflotar las clásicas, pero en evidente declive, de Jesús del Nazareno, pero sobre todas las demás, Nuestra Madre de las Angustias.

"Magistral procesión"

En definitiva, el miércoles, día 27 de marzo de 2024, la procesión largamente esperada, no pudo salir. Por contra se celebró un Vía Crucis en la colosal iglesia de San Félix, y ahí quedo la cosa. No obstante, reitero, de esta magistral y enorme procesión dije lo siguiente, y fue publicado en LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA hace dos años:

“La Hermandad Penitencial del Cristo de La Misericordia, sale de la gran iglesia parroquial de San Félix a las once y media de la noche. Previamente, la encendida de teas en el amplio atrio de la edificación. Un ir y venir y una venturosa espera. Finalmente, la comitiva se pone en camino con unos sesenta penitentes enarbolando sus humeantes antorchas sobre sus hábitos monacales.

El patetismo y el recogimiento es total. Primero va el estandarte, seguido de la carraca, con el sonido sugerente de los tambores destemplados, continua un campanil a hombros de cuatro cargadoras y una tocadora, certeramente coordinados por José Martínez Girón, para dar salida al Cristo sacado, en posición inclinada por cuatro hermanos.

Por detrás, dos tambores más marcan el paso, dando entrada a uno de los elementos más emotivos del desfile, el fagot. La comitiva gira a la derecha de la iglesia para rodear el amplio perímetro del templo, continúan por el ábside, calle de La Iglesia, Pozo, bordeando la plaza, lugar que hasta hace más de setenta años ocupó la enorme laguna de El Perdigón, la entrada en la plaza se inicia con la lectura por megafonía del Vía Crucis, llegando a la última estación ya en Plaza Mayor, frente al palacio del Chantre Pedro López de Peralta y el ayuntamiento.

Desde esta ubicación, con los consabidos sones de matraca, tambores y fagot, se dirigen piadosamente, por la calle Bodegas, hacia su templo de salida. El cortejo, su recorrido, su estética y disciplina resultan conmovedores y de profunda espiritualidad”

Lo dicho, este maldito año con sus temporales nos ha hecho perder la ética, la estética, la piedad, la esperanza, creencias a mayores, y, después de todo la fe para quien sea dichoso de poseerla.