La procesión de la Vera Cruz también se suspende con el fin de salvaguardar el patrimonio

La cofradía estaba pendiente de las previsiones para decidir hacia las 15.00 horas si desfilaba o no, según avanzó su presidente

Teo Hernando urge el inicio de las obras del Museo de Semana Santa porque "el recorrido corto es inviable para la Cofradía cuando hay mal tiempo: tardamos una hora en sacar los pasos de San Andrés"

VIDEO | Suspendida la procesión de la Vera Cruz - Semana Santa Zamora 2024

José Luis Fernández

No pudo ser. La procesión de la Vera Cruz también queda suspendida en Zamora por la lluvia. Los hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz esperaban que las previsiones meteorológicas mejorasen, pero finalmente el pronóstico ha confirmado sus peores presagios y la alta probabilidad de precipitaciones ha motivado la decisión de suspender la procesión con el fin de "salvaguardar la integridad de las personas y el patrimonio de la cofradía", según explican en un comunicado.

El recorrido corto fue descartado porque "tardamos una hora en sacar los once pasos de la iglesia de San Andrés y otro tanto en recogerlos", es decir, las inclemencias del tiempo, este año la lluvia, es imposible sortearlas sin dañar los pasos "mientras no haya unas instalaciones más amplias, como era el antiguo Museo de Semana Santa, que permitía agilizar estas maniobras", ha explicado el presidente Teo Hernando.

Al hilo de esas declaraciones, el presidente de La Vera Cruz exigía que se impulsen las obras del nuevo Museo para que la Pasión zamorana no tenga que suspender todos sus desfiles al carecer de un edificio adecuado que permite llevar a cabo esos recorridos alternativos cuando llueve o hace viento, como este año 2024.

Una reflexión que le lleva a augurar que, a este ritmo, se tardará demasiado en contar con el centro, "a mí me quedan dos años como presidente, se lo advierto al que vaya a sustituírme", subrayaba para pedir que se trabaje desde las cofradías para lograr que las obras no se demoren.

"Atendiendo a las autoridades competentes y haciendo caso a las recomendaciones del servicio de meteorología, sumado a los incidentes ocasionados por el viento en el recorrido por el cual iba a transcurrir la procesión, nos vemos obligados a suspender el desfile procesional de este año, creyendo que es lo más apropiado para salvaguardar la integridad de las personas y el patrimonio de la cofradía. Que nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa nos guíen y protejan todo el año hasta el próximo Jueves Santo".

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El día fue complicándose a medida que avanzaba la mañana y las escasas perspectivas de poder salir de San Andrés se vinieron abajo cuando a las 15.30 horas la tromba de agua que descargó sobre Zamora, dejando a los once pasos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz a resguardo de la lluvia en el templo capitalino. La frustración dio paso a los lamentos y las caras largas, la decepción ante la imposibilidad siquiera de poder programar un recorrido corto «mientras el Museo de Semana Santa no esté construido, porque tardamos una hora en sacar los pasos y otra en recogerlos, es imposible.

"El recinto de la iglesia es muy pequeñito para hacer una acto abierto, ya hemos visto malas experiencias», declaraba el presidente de la Vera Cruz, Teo Hernando para explicar por qué no se abrían las puertas del templo a todos los hermanos, «somos 3.300», apostillaba para descartar uno reducido que «sería caer en el elitismo». Una puntualización que le servía para exigir el impulso definitivo de las obras del Museo de Semana Santa para que las inclemencias del tiempo no impidan realizar recorridos cortos, «para la Vera Cruz serán imposible, mientras no haya nuevas instalaciones que permiten sacar y recoger los pasos en quince minutos, como facilitaba el antiguo Museo».

Al ritual religioso, solo pudieron asistir la Junta Directiva y los cargadores de la Virgen de la Dolorosa, «los cofrades son los verdaderos protagonistas, pero, desgraciadamente, no cabemos todos en esta iglesia», indicaba Teo Hernando. El capellán Luis Miguel Rodríguez llevó a cabo un rezo ante la imagen de la Virgen dispuesta sobre su nueva mesa obra del escultor zamorano José Ángel Domínguez, hermano de la cofradía desde los siete años.

La bendición y el baile improvisado

Por sorpresa, acabadas las oraciones, los cánticos y la bendición de la pieza magistralmente tallada, el presidente de la Cofradía invitaba a cargadores y cargadoras a tomar sus lugares bajo la mesa de nogal para que se quitaran la espinita. Las faldillas se levaron para que los hermanos y las hemanas que llevan a hombros a la Dolorosa elevaran la imagen ante la mirada expectante y el gesto de cierta satisfacción de los presentes.

Desde el otro lateral del templo, comenzaron a sonar silbidos para entonar la marcha con la que marcar el paso del baile de la escultura de 1941 de Ricardo Segundo García. «Impacta mucho verlo porque, al final, te permite observar la obra terminada, lo que ocurre cuando, por fin, la cargan. Si hubiera salido a la calle, pues mejor», declaraba el artista en referencia a su primera aportación importante a la Pasión zamorana, que confía en que sea la puerta a la escultura de una imagen, «no sé cuándo ni dónde, pero llegará».

Los pocos minutos que bailaron a la Virgen sirvieron al grupo de cargadores y cargadoras para comprobar que «la mesa parece más ligera que la anterior, no crujen los banzos, la madera, es más estructurada y estable que la anterior», apuntaba María Peña, una de las primeras cofrades de la Vera Cruz desde que se permitió a las mujeres entrar en la hermandad y desfilar bajo la Dolorosa, «como mi padre». La cargadora no ocultaba la «tristeza» al no poder salir a la calle, sentimiento que embargó a los más de 3.300 hermanos de paso y de calle, no sin dejar de «pedir salud para estar el año que viene», para volver a estar en la procesión.

Sin embargo, con un día como el de ayer, «ya teníamos más o menos asumido que no habría procesión, teníamos pocas esperanzas, sabíamos que se iba a complicar mucho la tarde». Marina Llamas se sumaba a esas declaraciones de su amiga y compañera de cofradía y paso desde que se admitió a las mujeres en la Vera Cruz, con las mismas sensaciones. «Este año nos hacía mucha ilusión porque íbamos a estrenar la mesa y siempre da mucha penilla cuando no podemos salir a la calle».

La mesa: cuatro ángeles, "cuatro mujeres importantes"

Domínguez terminó de montar el Martes Santo esta plataforma de madera de roble rematada en las esquinas por cuatro ángeles, «cuatro mujeres a las que quise dedicar su tiempo», no en vano el artista ha querido «dar un sitio destacado a tres personas muy importantes para mí que se lo merecían: Mi abuela María Álvarez, que es como mi madre; su amiga de juventud y abuela de uno de mis mejores amigos, Carmen», que fallecieron con dos meses de diferencia. La otra figura recuerda a una joven de 22 años, Karen, que también «se fue hace tres meses, cuyo padre, que vino a cuidarla desde lejos, me ayudó mucho en el proceso», indicó José Ángel Domínguez emocionado. El cuarto ángel, «a petición de la Junta Directiva de la Vera Cruz, representa a Trini Roncero, la actual Barandales de Honor», durante 40 años guardiana del Museo de Semana Santa. «Cada angelote ha ido tomando su propia personalidad», son diferentes, añadía Domínguez.

El presidente declaraba hace unas horas a este diario que esperarían hasta las tres de la tarde para conocer el pronóstico de su contacto con la Agencia Estatal de Meteorología.

Hasta esta confirmación, los cofrades seguían mirando al cielo, apesadumbrados por las escasas posibilidades de que el tiempo mejorase y las lluvias les permitiesen desfilar desde la iglesia de San Andrés.

Recorrido corto, si el agua lo hubiera permitido

En caso de tiempo favorable, la cofradía hubiera mantenido el recorrido la hasta la Catedral si tuvieran "una ventana de tres horas", según manifestaba Teo Hernando. No obstante, la cofradía manejaba una segunda opción si el aguacero diera un impás más breve: el recorrido corto. En este caso de recorrido corto, el desfile partiría desde San Andrés para recorrer Santa Clara hacia San Torcuato y regreso al templo anejo al Seminario.