Hoy ya no está ´Sin identidad´ en antena. Se cerró la primera temporada. Habrá segunda. Por los pelos. Pero habrá. La serie cuenta la historia de María, Megan Montaner, niña comprada por sus padres adoptivos a una red en la que, como siempre, intervinieron médicos, monjas, y miembros de una organización criminal. Podía haber sido otra de niños robados. Pero ese pastel está muy trillado. Y se dio la orden de revitalizar los guiones con nueva gasolina. Se pasó a una historia de venganza contra la familia de María, implicada hasta las trancas en esa mafia. Los espectadores saben que en cada capítulo había como dos mundos. Uno, el que narraba los hechos, en el año 2001, cuando la protagonista descubre su pasado. Otro, en un salto en el tiempo, en el año 2013, cuando la protagonista quiere venganza.

Esa parte es la añadida. Por eso parece otra cosa, otra serie, otra textura, sin conexión con los sucesos de 2001. Pero el ensamblaje funciona. Seguro que superado el escollo, en la siguiente temporada, no habrá esos saltos en el tiempo contados de forma tan rara. Creo que lo dije en un artículo anterior sobre la serie. Para mí ha sido un descubrimiento Verónica Sánchez, Amparo, la hermana de María. La recordaba como una hermanita de la familia de Los Serrano, incluso tontita y sin espíritu. Nada que ver con el papelón que defiende aquí. Su mirada, su forma de decir las cosas, su mala hostia, sus gestos, su descoque y su perversión arman un personaje de carne y hueso al que uno no le gustaría toparse con él. Gran trabajo. Mientras llega la segunda, Antena 3 pone los jueves 'Rehenes'.