Es una muestra interesante y en ocasiones apasionante que ilustra una ficción inspirada en una realidad que nos traslada a los años más duros y trágicos de la guerra del Líbano. Un relato que demuestra un profundo conocimiento de un conflicto, en el que están involucrados la OLP, el ejército israelí y la diplomacia norteamericana, que ha marcado la actualidad política de la región de Oriente medio a lo largo de varias décadas.

Con ese bagaje y con el rigor que suele destilar el trabajo de un guionista como Tony Gilroy, nominado al Oscar en 2007 por 'Michael Clayton', se ha conformado una crónica política que saca a la superficie cuestiones de un considerable peso. No es un intento de describir con precisión unos hechos que ya llenaron en su día las primeras páginas de los medios informativos y en los que ha buceado a fondo el propio Gilroy, sino que se vale de ellos para ilustrar al espectador en torno a cuestiones que fueron claves al respecto.

Por todo ello queda muy claro desde el principio que el protagonista, Mason Skiles, no sólo no es un personaje real, sino que es el instrumento teórico esencial del director Brad Anderson para introducirse de lleno en este ambiente y poner sobre el tapete los habituales métodos de trabajo que se emplean en una labor política de esta índole. El caso es que sin ser un director de alto standing, responsable de una filmografía de una docena de largometrajes desiguales, ha sacado aquí un partido considerable del procedimiento. Pero sin que productos como 'El maquinista', 'Transsiberian', 'La última llamada' y 'Asylum'. El experimento, hayan alcanzado, ni mucho menos, las mieles del Olimpo.

La cinta cuenta con un factor en contra y es que el espectador requiere de muchas referencias del entorno y de la realidad sociopolítica en que transitamos para entrar de lleno en un mapa complejo y difícil. El individuo que más se define es Mason Skiles, incorporado por un magnífico Jon Hamm, que es un negociador imaginario que va a vivir, pagando un alto precio en sus seres más queridos, su generosidad con un adolescente libanés vinculado al fenómeno terrorista.