Una flagrante muestra de la madurez narrativa del director gallego Oliver Laxe, que capta la realidad de su escenario gallego con resortes propios del documental, incluyendo actores no profesionales y una descripción minuciosa de una Galicia que sufre el acoso de pirómanos que están destruyendo un entorno hasta hace poco tiempo privilegiado.

Es fruto del quehacer de un cineasta, Oliver Laxe, nacido en París pero de nacionalidad española, que nos presenta su tercer largometraje, ‘Lo que arde’, tras haber estrenado su opera prima, ‘Todos vosotros sois capitanes’ en 2010 y ‘Mimosas’ en 2015.

Son muestras espléndidas de un cine ejemplar, premiado en las prestigiosas secciones Un a Cierta Mirada y La Semana de la Crítica del Festival de Cannes, que encuentra dificultades para acceder a las pantallas comerciales, algo que por fortuna se ha superado con su última cinta, que puede verse en los cines alicantinos.

El gran mérito de su último largometraje, junto a sus planteamientos estéticos y narrativos, es su habilidad para conectar con unos personajes de una asombrosa naturalidad que están infestados de vida. El que lo hace con mayor convicción es Amador, un campesino de Lugo que acaba de salir de la cárcel tras haber sido declarado culpable por provocar varios incendios.

Es un hombre que ha regresado con su madre y que dedica todo su tiempo a cuidar de sus vacas. Apenas se comunica con sus convecinos, que no han olvidado su relación con el fuego, y no parece que haya superado su enfermiza dependencia.

Pausada y con pocos diálogos, nunca pierde su poder de comunicación, que no requiere de palabras. Se rodó en los montes lucenses Os Ancares y la mayor parte de los actores no son profesionales. Todos, sin embargo, encajan a la perfección en el tablero dramático.