En efecto, hay algunas secuencias de persecución que llaman la atención y que contribuyen a que la acción adquiera por momentos una tensión y una espectacularidad considerables. Son aquellas en las que las cámaras se introducen, inmediatamente antes de que se produzca el accidente, en el interior de los vehículos cuando se ha perdido el control de los mismos.

Esa es la aportación más llamativa de una película de limitado atractivo que, salvando eso, no ofrece motivos para satisfacer a un público que se siente saturado de soluciones harto explotadas en la pantalla y que aquí podía haber conseguido mejores logros con un reparto que incluye a dos actores ganadores del Oscar, Ben Kingsley y Anthony Hopkins, que están casi por completo desaprovechados en su cometidos.

El protagonismo recae, con todo, en la pareja formada por Felicity Jones y Nicholas Hoult, que intentan aportar contenidos a una pareja de enamorados en situación sumamente delicada. Tercera película del director inglés Eran Creevy, que debutó en el cine en 2008 con ´Shifty´ y cuyo mayor y relativo éxito hasta ahora era ´Cruzando el límite´, que rodó en 2016, es un intento de combinar, bajo el paraguas protector de persecuciones sin tregua, la acción con las buenas causas, mostrando el caso de dos jóvenes que emprenden una lucha denodada contra la adversidad en instantes en los que la felicidad parecía que llamaba a su puerta.

Se llaman Casey y Juliette y a ella acaban de diagnosticarle un cáncer. El impacto es muy duro, pero no hasta el punto de impedirles llevar a cabo una misión sin precedentes que incluye robar a uno de los hombres más ricos y siniestros de Alemania, Hagen. Se trata de robar le a un millonario de las finanzas corruptas para sufragar los gastos que provoca la enfermedad de Juliette, que solo así puede salvarse, y hacerlo antes de que el villano de turno lo impida con su enorme poder. Lo cierto es que no se ha sacado apenas partido de la historia humana, sobre todo en el diseño de los personajes que incorporan Hopkins y Kingsley.