Constituía una prueba muy arriesgada tanto en el marco de la evolución de los personajes en general como del protagonista, el entrañable Woody, en particular y la suerte se ha aliado de lleno con la saga de 'Toy Story', que ha superado con creces una prueba decisiva que podía haber puesto punto final a la misma. Por eso lo primero que hay que destacar es que esta cuarta entrega no es una decepción ni una mera continuación destinada a vivir de las rentas, sino que se abre a nuevos experimentos que crean inesperadas expectativas de futuro. Un factor fundamental que es consecuencia de una revisión de la forma de ser de los propios juguetes, que han abandonado su carácter infantil potenciando conceptos más adultos que en ningún caso modifican sus planteamientos iniciales.

De este modo se hace posible un hecho más que complicado, que la película atraiga a los pequeños sin traicionar en absoluto a los mayores y sin perder en esta metamorfosis ningún aliciente de base. Aquí, los Woody, Buzz y compañía, que han dejado su casa de siempre para ampliar su nómina de amigos, pero sin abandonar a los demás, han reiniciado un viaje lejano que les conducirá a lugares inesperados.

En fin, que lo que se temía como un final, se erige en una reiniciación, de modo que Andy se lleva a su queridísimo vaquero Woody y a una pandilla en la que encajan a la perfección, entre otros, Buzz, Jessie, Slinky, Rex y el resto. Con dos primicias a destacar, Bonnie, una amiguita de la familia que, al igual que Andy, demuestra una inacabable imaginación, y Forky, que jugará un papel determinante a pesar de su modestia y de ser, simplemente, un tenedor.

Como señaló el director Josh Cooley, que efectúa un debut más que sorprendente en el largometraje, no sabe nada de la vida, ni siquiera entiende por qué está vivo y de ahí que obligue a Woody a explicarle lo que significa ser un juguete, y que le necesiten. Se forja con estas novedades un proceso de transición que afecta de lleno a Woody y que llevará consigo cambios esenciales en la nueva habitación y en la estrategia a desarrollar, con una renovación parcial de los juguetes que supone, a la postre, el logro más destacable.