Rowan Atkinson regresa a los cines este viernes 21 de septiembre con la tercera entrega de Johnny English: De nuevo en acción. Siete años después, el cómico británico vuelve a encarnar al espía más intrépido y patoso del MI5. ¿Su misión esta vez? Impedir que un sofisticado sistema tecnológico siembre el caos en el gobierno y las calles de Reino Unido.

"El secreto del éxito de Johnny English es... que nosotros escribimos los guiones y, obviamente, queremos que gane", asegura Atkinson en una entrevista concedida a Europa Press durante la presentación del filme en Londres en la que se muestra convencido de que esta nueva aventura enganchará a espectadores de todas las edades y de la que no descarta una secuela. "Creo que hay más posibilidades de que haga otra película de Johnny English que de Mr. Bean", reconoce.

Tal como se plantea desde el primer instante, el mayor reto de English será superar el salto tecnológico de los últimos años, los que ha pasado impartiendo clase a niños de diez años. Todavía entre pupitres, recibe la llamada de la primera ministra (Emma Thompson), que reclama sus servicios cuando un hacker desvela la identidad de todos los agentes secretos en funciones. "Lo extraño es que no creo que piense mucho en ello como un reto", señala el actor protagonista. "Él lo único que quiere es ser espía: tener un coche fantástico, un traje precioso y viajar a lugares exóticos".

Atkinson considera que la diferencia entre expectativas y realidad sigue siendo la clave de este personaje imperecedero, cuyas dos primeras entregas -2003 y 2011- recaudaron unos 160 millones de dólares cada una. "Su ambición es mucho mayor que sus habilidades... Y ese el chiste de Johnny English. No es tan bueno como se cree y por eso disfrutamos viéndolo fracasar". Sin embargo, el tono amable y vacilón de la cinta dirigida por David Kerr (Inside No. 9) hace pensar que todo, por mucho que el protagonista se empeñe en lo contrario, saldrá bien.