Los frutos secos cuentan con infinidad de propiedades curativas. No sólo ayudan al organismo en la realización adecuada de sus funciones, sino que previenen y hasta alivian ciertas dolencias.

Las nueces, por ejemplo, se consideran como fuente de fitoestrógenos, lo cual reduce los efectos de la menopausia, principalmente los sofocos propios de las mujeres en esta etapa. Igualmente, contienen fitoesteroles, sustancias que se parecen al colesterol, pero que son de origen vegetal y que ayudan a disminuir los niveles de colesterol en sangre, lo que brinda un beneficio cardiovascular.

En Latinoamérica se cuenta con la pepita de marañón; un fruto seco que, además de su contenido de ácidos grasos, contiene también minerales, fósforo, potasio, cinc y magnesio. Su consumo facilita la absorción del calcio y, por ello, es muy apreciado por las personas que sufren de osteoporosis.

Las personas con anemias encontrarán en los piñones unos buenos aliados, ya que aportan hierro. Lo mejor es comerlos al natural para aprovechar sus propiedades.

En cuanto a las avellanas, se recomienda consumir 30 gramos diarios para reducir el riesgo de desarrollar arteriosclerosis y enfermedades cardiacas; esto debido a los oligoelementos que contienen.

La almendra resulta una buena aliada contra el estreñimiento, ya que es el fruto seco que más fibra contiene. Además, por sus ácidos grasos monoinsaturados disminuye

el colesterol malo lo cual beneficia a las personas con afecciones de corazón.

Masticar bien los frutos secos, ya que pueden resultar un tanto indigestos. Tomar sólo entre una y cinco raciones por semana de frutos secos (un puñado equivale a una ración) para completar una alimentación equilibrada.

Aquí te dejamos algunos platos que cuentan con los frutos secos como ingrediente:

Gazpacho de almendras

Rape con frutos secos y alioli de manzana

Arroz persa

Solomillo de cerdo relleno de nueces y queso

Tarta de melocotón y frutos secos

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