«Antonio, has diseñado un bólido que va a 200 por hora en dirección contraria por la autovía». De esta forma tan expresiva un técnico de la DO Toro definió hace meses el nuevo «experimento» de bodegas Nuntia Vini, un Volvoreta sin sulfitos, el vino «más bio» del mundo, según la propia firma.

La expresión del técnico tiene que ver con el riesgo que supone sacar al mercado un vino sin sulfitos (sal de ácido sulfuroso), un conservante-protector, una garantía que asegura que el caldo cumplirá varios años con sus condiciones intactas.

Pero Antonio Alfonso y su hija María, representantes de la bodega, no son de los que se arredran fácilmente. Siempre están inventando. Siempre experimentando para conseguir el vino ideal, el que clave sus raíces en el pasado, entronque con la técnica del presente y airee sus ramas en un futuro limpio de polvo y paja.

El nuevo tinto Volvoreta sin sulfitos es «un parto natural» (sic), y tiene su explicación: «Así no se matan las levaduras autóctonas ni el resto de vida que de forma natural tienen las uvas de nuestra viña, a la cual apoyamos para que sea lo más parecida a su estado salvaje». El tinto es «elegante, muy frutal, floral, perfumado y balsámico, que ya antes de salir al mercado es merecedor de 92 puntos sobre 100 en las mejores guías nacionales e internacionales». El nuevo producto goza «de aromas y sabores inimitables».

No es fácil arrancar a Antonio Alfonso el secreto de un vino que no necesita sulfitos «para estar en condiciones inmejorables durante varios años». Todo su trabajo está envuelto en una filosofía natural, que busca «dar a la viña lo que pide». ¿Y qué pide? Volver al origen, recuperar la salubridad de una planta milenaria que ha sido capaz de sobrevivir en condiciones extremas, reforzándose en los periodos más duros.

El proceso no ha sido fácil, lleva tiempo y tiene que ver con la elección de las mejores uvas, logradas gracias a un tratamiento especial de la viña. «Que nadie crea que es sencillo, excluir los sulfitos y potenciar las condiciones naturales de las uvas y del vino es un camino largo y no siempre sencillo».

Antonio Alfonso asegura que dar a conocer el vino sin sulfitos «no tiene que ver con una cuestión comercial, porque la tirada es muy corta y la demanda está muy por encima de la oferta, lo único que pretendemos es airear que hay otras formas de elaborar vino fuera de las vías convencionales, hay que explorarlas para evitar caer en la homogeneización simplona y en la copia permanente».

Las catas que se han realizado del Volvoreta sin sulfitos «han dado resultados sorprendentes», asegura Antonio Alfonso. «Quien lo prueba se sorprende, porque ahí, en la copa, está la esencia de la uva, sin intermediarios, pura, llena de matices, desnuda...».