Opinión | Zamoreando

Todo un sacrificio

Parece que la lluvia aguarda la hora de procesionar para caer con fuerza y con rabia

Los bomberos retiran un árbol tumbado por el viento

Los bomberos retiran un árbol tumbado por el viento

Todos los zamoranos a una vamos a considerar un sacrificio, todo un sacrificio, que la lluvia se lleve por delante la salida de distintos desfiles procesionales. Parece que la lluvia aguarda la hora de procesionar, para hacerse presente y caer con fuerza y con rabia. Lo mejor que se puede hacer es no exponer a las inclemencias del tiempo el patrimonio de cada cofradía. Son siglos de historia, de arte, de religiosidad que no se pueden dejar a expensas de la lluvia. Benéfica para unas cosas, dañina para otras.

El sacrificio no es en vano. Sea bienvenida el agua caída del cielo. España, y Zamora es parte de la patria, se estaba secando, pasaba sed y no había forma de saciarla. El sacrificio de cofradías y hermandades tiene como contrapartida esta lluvia bien caída, por la necesidad que de agua tienen el suelo, los embalses, el ambiente, pero mal caída por hacerlo en esta semana que para Zamora y los zamoranos representa tanto.

No he visto resbalar lágrimas por las mejillas de los cofrades como en Andalucía, pero sí he visto cierta rabia contenida, cierta tristeza. Sobre todo por parte de los que han regresado de la diáspora para cumplir con el rito, para cumplir con la tradición, para sentirse más zamoranos gracias al cordón umbilical que supone la Semana Santa.

No es cuestión de mirar hacia otras ciudades que han corrido la misma suerte para tratar de consolarnos, es cuestión de saber que el sacrificio se ha consumado igual, sin necesidad de andar el camino de cera que van marcando los hachones. Necesitamos agua, no precisamente estos días, pero bienvenida sea si logra paliar el vacío de los embalses. Si se logra evitar las restricciones que se llevan a cabo durante el estío y que sufren tantos pueblos de Zamora, bendita sea el agua caída y la que está por caer.

Bendita también por ser producto del sacrificio colectivo de tantos hombres y mujeres como están viendo frustrada su ilusión. Nada se puede conseguir sin sacrificios. Dios premiara tanta decepción. Miremos al cielo sin rabia, si acaso con gratitud por la lluvia caída.

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