Opinión

Un peligro real: Las redes sociales

Los jóvenes son especialmente sensibles a las evaluaciones basadas en la apariencia personal

Ilustración sobre redes sociales

Ilustración sobre redes sociales

Tengo dos nietos de 7 y 10 años (niña y niño) y reconozco que estoy algo expectante a que se acerquen a los 12 años, que es la edad donde empieza la vulnerabilidad, según muchos estudios serios y rigurosos, donde muchos niños empiezan a usar Instagram y reclamar a sus padres tener un teléfono móvil con el gran argumento de que todos en su colegio lo tienen. Lo he hablado muchas veces con mi hijo, el padre, y es muy consciente de ello y está también muy pendiente de esa edad y de sus riesgos. Posiblemente pueda haber diferencias en el comportamiento de ambos nietos, ya que no actúa igual un niño que una niña. Quizás la niña pueda anticiparse a esos doce años citados. Por otro lado, se sabe que el género femenino está más atrapado por este mundo de las redes.

Actualmente existe un amplio debate social en todo el mundo sobre los peligros importantes que las redes sociales pueden crear entre los jóvenes, traducidos en altos niveles de ansiedad y depresión. La gente empieza a estar harta de ellas porque son aditivas, como una droga, y porque nos las imponen socialmente grandes compañías que las diseñan para que sean aditivas para los preadolescentes, lo cual es peligrosísimo. Sus algoritmos promueven contenidos que llaman la atención a la gente que visita la plataforma digital y la forma más eficaz de hacerlo suele ser impulsando el discurso de odio que genera indignación y participación. Por lo tanto, las plataformas de redes sociales no sólo están dando un megáfono a las conspiraciones paranoicas, sino que, en general, se están beneficiando de estos discursos peligrosos porque una mayor participación se traduce en más dólares en publicidad. Estas compañías quieren atrapar lo antes posible a sus futuros clientes y saben cuál es el momento idóneo. Asimismo, los Gobiernos, como siempre, van atrasados y los Lobbies hacen su trabajo día a día en las instituciones y políticos. Sorprendentemente estas grandes compañías saben el daño que hacen a los adolescentes y por ello mantienen a sus hijos alejados de ellas.

Estamos ante un problema real que afecta a nuestros adolescentes y pido a los padres que dejen de jugar a parecer modernos ya que está actitud solo perjudica a sus hijos y finalmente ellos mismos la sufrirán de por vida

La tecnología no es inherentemente buena ni mala. Sin embargo, las redes sociales han perturbado las sociedades modernas de muchas maneras, algunas de ellas perjudiciales como son daños a nuestra salud psicológica y mental que se manifiesta en depresión, suicidio, narcisismo, trastornos alimenticios y soledad. Muchos de estos males están aumentando entre las generaciones más jóvenes que crecieron usando YouTube, Instagram, Snapchat, TikTok y muchos otras aplicaciones.

Asimismo, los usuarios comparten información personal que conduce a evaluaciones, ya sea que a alguien más le gusten, lo sigan y lo retuiteen. Esta retroalimentación inmediata atrae a los narcisistas que utilizan evaluaciones positivas para pulir sus egos. Las evaluaciones negativas pueden ser una gran fuente de ansiedad, especialmente para los jóvenes que carecen de la madurez para afrontarlas. Por otro lado, los jóvenes son especialmente sensibles a las evaluaciones basadas en la apariencia personal, y esto podría explicar por qué el uso de las redes sociales se asocia con un mayor riesgo de sufrir trastornos alimenticios.

Como indica el psicólogo social Jonathan Haidt, "parte de la llamada generación Z (los nacidos entre 1997 y 2015) empiezan a tener hijos y ser la primera basada en el teléfono móvil y no en el juego de actividad física, lo cual dificultará educarlos de una forma sana. Dice, con una cierta ironía, que habrá que confiar en que los abuelos, con recuerdos más saludables de la infancia, se impliquen más". O sea, que no nos libramos.

¿Hay salida? La única es actuar colectivamente con la presión de los padres. Creando grupos de presión al gobierno de turno para que se movilice. El Gobierno de Inglaterra hizo oficial en febrero de este año la prohibición del uso del teléfono móvil en los centros educativos. Incluso los niños están buscando ayuda para salir de la adición que los tiene enganchados. En España, el Consejo Escolar de Estado ha aprobado este año por unanimidad una propuesta para prohibir el uso de los móviles en primaria y para limitar su uso a fines exclusivamente pedagógicos o médicos en secundaria, donde se recomienda que permanezcan apagados desde el momento de entrada a los centros hasta la salida.

El propio Jonathan Haidt recomienda cuatro sugerencias fundamentales: "No permitir que los niños utilicen teléfonos inteligentes antes de la escuela secundaria, ni que accedan a redes sociales antes de los 16 años. Que estudien en colegios donde no se permita el uso de teléfonos y que jueguen de forma más independiente, sin una supervisión constante".

Todo indica que estamos ante un problema real que afecta a nuestros adolescentes y pido a los padres que dejen de jugar a parecer modernos ya que está actitud solo perjudica a sus hijos y finalmente ellos mismos la sufrirán de por vida.

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