Las luces de neón rosa, las melenas llenas de chorretones de laca y la purpurina dorada de las luchadoras de GLOWPero podría ser para despedirse de su público para siempre. La tercera temporada de la serie ha terminado con un final lo suficientemente ambiguo para servir tanto como desenlace definitivo, como para esperar con ansias la continuación de la historia en el caso de que fuera renovada. Pese a que el prestigio crítico de la serie ha ido creciendo año tras año, algunas quinielas ponen a esta serie entre las posibles nuevas cancelaciones de Netflix. La plataforma de pago ya ha demostrado que es capaz de librarse de series que le suponen un lastre y GLOW, cuyo público es fiel pero no masivo, podría sumarse a la lista en la que acaban de entrar The OA y Sucesor Designado.

Hace tres años que la serie llegó a la plataforma de pago, de la mano Jenji Kohan, la responsable de Orange is the New Black. Justo el mismo año en que se estrenaban otras series en plataformas de la competencia que hacían bandera del feminismo, como Big Little Lies o Big Little LiesEl Cuento de la Criada. A diferencia de aquellas GLOW tenía menos pretensiones. Pero mientras el prestigio que las otras dos series tenían entre la crítica ha ido cayendo en sus continuaciones, el de las chicas de la lucha libre no ha hecho más que subir. Su cancelación sería una muy mala noticia.

La primera temporada de GLOW fue un soplo de aire fresco para soportar los calores del verano. En la segunda entrega, nos ofreció uno de los mejores episodios emitidos el año pasado en televisión. Y ahora para la tercera, GLOW se pone seria y, sin olvidar sus orígenes, entra en temas más delicados y alejados del espíritu de la comedia que siempre ha tenido. Entre ellos, la ludopatía, la conciliación de la maternidad con la vida laboral, el repunte de la homofobia tras los inicios de la epidemia del Sida, la lesión en la espalda de una de las protagonistas... Hasta se permite jugar con los límites del humor con un sketch en su primer episodio. La historia se ha hecho mucho más coral esta temporada y el peso de la trama ya no descansa tanto en el peso de los personajes de Alison Bree y Betty Gilpin, sino que se reparte entre el resto de sus secundarias. Una de las incorporaciones al reparto de GLOW para esta tercera temporada ha sido el de la actriz Geena Davis, una de las protagonistas de Thelma y Louise.

La segunda temporada de la serie acabó con el espectáculo de lucha libre de las protagonistas afincado en un Casino de Las Vegas tras ser cancelada en la televisión. Lo que parecía que iba a ser una lenta agonía hasta el final, resulta ser todo lo contrario. El show logra en la ciudad del juego una estabilidad hasta la fecha inédita para las luchadores del equipo. Lo que había sido casi una lucha por la subsistencia laboral desde el primer día ha pasado a la historia. La amenaza de la cancelación ha terminado y el espectáculo parece haber encontrado a su público natural en los casinos. Pero esta estabilidad también ha empezado a socavar a las luchadoras desde dentro que, tras haber conseguido demostrar que su espectáculo de lucha libre puede ser tan espectacular como el que hacen sus homólogos masculinos, empiezan a tener otras ambiciones personales y profesionales. Poco a poco van introduciendo cambios en el espectáculo, como intercambiarse entre ellas los papeles que interpretan durante los combates. En el fondo, saben que, si realmente quieren hacer algo en el mundo del espectáculo, necesitan otros trabajos más ambiciosos artísticamente.

La temporada termina (aviso de spoiler) cuando los productores consiguen hacerse con la propiedad de un canal de televisión que garantizará la continuidad del espectáculo para siempre, dejando la precariedad como algo del pasado. Sin embargo, algunas de las que habían sido puntales del show se marchan para buscar nuevas salidas profesionales. Si GLOW tuviera una cuarta temporada, la continuación perfecta sería el reencuentro de todas las luchadoras y que pudieran revivir los viejos tiempos. En caso de que fuera la cancelada, la separación del grupo sería el amargo final con el que la serie se despediría. El personaje del director del programa Sam Sylvia (interpretado por Marc Marone) también aparece más desdibujado esta temporada y eso que para él estaba reservada una de las tramas que más podían haber dado que hablar esta temporada, pero que se queda en un gatillazo. El desarrollo de esa trama romántica es una de esas asignaturas pendientes para esa cuarta temporada que podría quedarse en el tintero. El tiempo dirá si nos despedimos de las chicas de GLOW.