Lo mejor de los debates electorales es lo que viene después. El debate del debate, los ecos de la contienda, siempre más entretenidos que el propio cuerpo a cuerpo. De hecho, eventos como los debates nos socializan.

Si no supiéramos que nuestros amigos van a comentarlos por las redes, y que debemos verlos para compartir argumentos y reír con los memes, seguramente muchos no seguiríamos el ritual. Y es que el humor se lleva muy bien con las elecciones. Para demostrarlo, Andreu Buenafuente firmó una semana gloriosa tras su regreso vacacional. De hecho, quedarán para los anales las imitaciones que Raúl Pérez ha llevado a cabo de los principales líderes.

Especialmente memorable fueron las intervenciones del hombre dividido en dos, azul Casado y naranja Rivera. Y es que también en 2019 se están escribiendo algunas de las páginas de la antología del humor de este país, de las que quedarán a la manera en que quedaron las de Tip y Coll, Gila o Martes y Trece.

Lo que ocurre es que ahora se consumen en Youtube y en las redes. El lunes 22 de abril, por ejemplo, me llamaron la atención las cifras de audiencia de las televisiones temáticas, y en cuyo ránking de los 20 programas más vistos del día no apareció Late Motiv (sí aparecía La resistencia, que arrasa cada madrugada). Teniendo en cuenta que el ubicado en vigésima posición fue visto por 43.000 espectadores, esto significa que a Buenafuente, a la hora en que se emitió el programa, apenas le seguimos 40.000 espectadores. Pero la relevancia social, sin duda, fue enorme. Las redes sociales, virales, multiplican su audiencia, a lo que también contribuyen programas como Arusitys o Zapeando. Con mucho mucho humor.