Cuando algunos piensan que ‘El Cuento de la Criada’ (The Handmaid's Tale) ya se está alargando mucho y ven que habría que ir pensando en cómo acabarla, resulta que la serie no sólo va a volver en una cuarta temporada sino que ya está en marcha un posible spin off.

Margaret Atwood, la autora del libro en el que se ha basado la serie, va a poner a la venta en las próximas semanas una continuación de la novela que la ha encumbrado a las mieles del éxito. The Testaments transcurrirá quince años después de la historia que nos contó la serie en su primera temporada y, naturalmente, la escritora ya está en negociaciones con el canal Hulu (por cierto que la cadena acaba de ser comprada por Disney) para la venta los derechos televisivos. Así que mucho me temo que toda la revolución que se ha estado fraguando en el final de la tercera temporada no va a servir para nada. Vamos a tener patriarcado de Gilead para rato. Aunque esto de las adaptaciones televisivas es tan voluble que quizá lo que hagan sea adaptar lo que se cuenta en el libro a nuevas temporadas de la serie. Dado que la novela ni siquiera está a la venta aún, todo son especulaciones y aún es pronto para tener algo concluyente. En España la serie se ve en HBO, donde hace un par de semanas acabó la tercera temporada.

La primera entrega de la serie contó exactamente lo mismo que el libro y acababa de igual manera. Con June/Defred/Dejospeh o como demonios se llame ahora (Elisabeth Moss) detenida e introducida en un furgón policial. Mientras que en la ficción literaria se daba por supuesto que la protagonista iba camino de su ejecución, en la serie vimos que June sobrevivía y su historia de resistencia ha continuado. En la novela, había un epílogo en el que se contaba cómo la lucha de June sembró la semilla que, con el tiempo y muchos años después, provocaría la caída del régimen. En este epílogo se nos cuenta que efectivamente, los gobernantes de Gilead cayeron, pero a ellos les sucedió una nueva generación que sofisticó los medios de opresión hacia las mujeres, por lo que posiblemente ésta sería la historia que nos contarán en el nuevo libro.

El anuncio de la secuela ha llegado en un momento en que buena parte del público de la serie ya se había cansado. ‘El Cuento de la Criada’ sigue contando con legiones de fans, que esperan fervientemente a la cuarta temporada. Pero no han sido pocos los que este año han decidido bajarse del barco. Todavía no ha llegado a los niveles de The Walking Dead, pero si no hay cambio de rumbo seguro que lo hará.

Entre las críticas que he escuchado estas semanas está el que la acción avanza muy despacio y ya hay un poco de hartazgo a que todo sea una sucesión de injusticias ante las que el personaje de Elisabeth Moss reacciona poniendo caretos de asco en planos contrapicados. Entre los defensores, se asegura que precisamente esa lentitud en cambiar las cosas nos transmite la frustración que sufren los personajes de la serie ante el inmovilismo de las injusticias. A unos no les gusta eso de cerrar las temporadas con la promesa de cambiarlo todo, para que luego en el primer episodio de la siguiente haya un giro con el que todo acabe siendo exactamente igual. ¿Cuántas fugas frustradas de June estamos dispuestos a tragarnos?

Cuando hace dos años se anunció la renovación de The Handmaid's Tale para una segunda temporada, la audiencia lo recibió como una excelente noticia. La serie había sido una de las mejores del año y los espectadores iban a tener la ocasión de conocer más aspectos de la sociedad distópica de Gilead. La pesadilla de las criadas llegó en el momento perfecto, en pleno ascenso de Donald Trump, contando la historia de una sociedad distópica que, de la noche a la mañana, se convertía en un régimen dictatorial, enfocado a despojar a la mujer de todo derecho y convertirla en el vehículo para engrendrar a los hijos de las clases pudientes. El problema es que la serie siguió encerrada sobre sí misma, repitiendo como en un bucle demasiadas veces las mismas situaciones. Por ese motivo, empieza a ser necesario o que acometa algunos cambios o vaya pensando en cómo acabar. A la vista de cómo se van desarrollando las cosas tanto fuera como dentro de la ficción, diría que el final podría llegar entre la cuarta y la quinta temporada.

La tercera temporada ha sido muy criticada, pero nos ha dejado grandes momentos y un final explosivo. Uno de los aciertos ha sido el viaje a Washington, donde descubrimos que las criadas todavía podían en la capital estar peor de como estaban en su pequeño pueblo y se nos ofrecieron planos impactantes como la estatua de Lincoln hecha pedazos y la sustitución del obelisco por un gran crucifijo. Dos de los grandes símbolos de la democracia norteamericana destrozados.

También este año ha habido evolución en el bando de los malos. El año pasado pudimos pensar que podía haber redención para el personaje de Serena Joy (Yvonne Strahovsky), esta temporada se ha constatado que no. A Serena sólo le importa Serena y ya hemos visto que por conseguir lo que quiere es capaz de cualquier cosa. Ahora se nos insinúa la posibilidad de redención para la otra gran villana de la serie, tía Lydia (Ann Dowd), pero después de haber visto el episodio en el que se nos cuenta su pasado, tampoco apostaría por ello. Tía Lydia se alimenta de su fanatismo y cada vez que algo le aparta de sus ideales fanáticos, lo interpreta como un síntoma de debilidad. Mientras que el comandante Waterford (Joseph Fiennes) se consolida como el pelele que siempre ha sido.

La serie se ha despedido con todo un golpe por parte de la resistencia al patriarcado de Gilead, con un plan osado para atizar donde más les ha dolido. Se acabaron esos pequeños actos de rebeldía para la Resistencia. El gran golpe ha sido privar a los opresores de la cosa sobre la que gira todo el régimen. Imagino que la respuesta va a ser contundente, ya que hemos comprobado sobradamente cómo son capaces de aniquilar al disidente. June ha vuelto a perder la oportunidad de escapar, pero esta vez su situación es bastante diferente a las de anteriores ocasiones. El cronómetro para la cuenta atrás se ha puesto en marcha.