Bien es cierto que el Festival de Eurovisión es todo un derroche musical aunque también, para desgracia de unos y risas para otros, hay momentos cómicos que dan mucho que hablar. El año pasado reinó el 'calvo' durante la actuación de Australia, en esta edición no ha tardado mucho en aparecer el primer momentazo.

De nombre Melovin y de apellido drácula. El representante de Ucrania, que lució unas extravagantes lentillas, comenzó su actuación desde ¡¡un ataúd!! El resto fue una continuación en la que pareció la versión musical del conde más temido de Rumanía.

Justo después subieron al escenario Amaia y Alfred, representantes de España, quienes regalaron al público un baladón cargado de emoción que hasta provocó un "oh" entre los asistentes. Complicidad y sonrisas entre ambos enamorados que entonaron Tu canción con una voz dulce y pausada.

Sin embargo, el momentazo del certamen llegó con el espontáneo que le robó el micrófono a la artista de Reino Unido, quien hasta ese momento estaba bordando la canción. Segundos después, un miembro de seguridad subió para retirar al intruso y devolver el micrófono a una cantante que aplaudió irónicamente el feo gesto de un chico que subió para reivindicar algo pero que no se llegó a entender.

La lista continúa con la performance del cantante de República Checa, con una canción muy del estilo Justin Timberlake, que apareció en el escenario como si un colegial fuera, camisa metida y gafas de pasta incluidas.

Y del colegió nos vamos a Juego de Tronos, sí, la serie. El representante de Noruega, acompañado de unas velas vikingas, guarda más que un parecido razonable con Tormund, el salvaje que acompaña a Jon Nieve.

Frío, mucho frío es lo que habría pasado el metalero de Hungría si hubiera pisado llanuras de Invernalia ya que ¡iba descalzo! El resto de la actuación siguió una línea con garra en la que el cantante parecía que se iba a quedar afónico por momentos.

No hay que olvidarse de la teatral actuación de los artistas moldavos, que parecían sacados del camarote de los hermanos Marx con una intrahistoria de un trío amoroso bastante cómico.

Y de esta manera llegaron las favoritas. La primera en aparecer fue la artista de Israel, de acuerdo al orden establecido. Durante la actuación dejó bien claro que las mujeres no son un "juguete". Una vez más volvió a hacer sus curiosos trucos con la voz y ese baile que parece imitar a una gallina. En resumidas cuentas una gran actuación.

Instantes después apareció Chipre, la otra favorita. Bajo el título de Fuego, la cantante chipriota quemó el escenario a base de ritmos pegadizos, efectos virtuales que imitaban a llamas y, como no podía ser de otra manera pirotecnia por todos los lados.

Para cerrar la ronda de actuaciones qué mejor que una balada. Esta corrió a cargo del dueto italiano Ermal y Fabrizio que expresó el rechazo hacia los reciente atentados terroristas que han sucedido en Europa, un bonito recuerdo para todas las víctimas.