Frank Cuesta vive al límite. Cada vez que lucha por salvar animales y ponerlos en libertad, el ecologista se juega la vida. Es lo que le ocurrió el pasado noviembre, cuando grabó con cámara oculta cómo dos traficantes de animales se disponían a vender su "mercancía" y fue reconocido por ambos.

Uno de ellos amenazó a Cuesta con una pistola mientras que el otro hizo lo mismo con un bate de beisbol. Lejos de achantarse, el animalista les hizo frente y, con mucha sangre fría, logró arrebatarles la pistola con un gran susto, ya que en pleno forcejeo se escapó un disparo.

Tanto cuesta como su compañero estuvieron a punto de perder la vida. "Hace unos días fuimos a grabar a unos tipos para tener la evidencia que estaban vendiendo animales para Europa y todo salió mal. Mi compañero y yo estuvimos a punto de ser 'ejecutados' y la verdad es que aún no sé cómo salimos de allí vivos", relata.

Tras este hecho y tras recordar que dos amigos fueron ejecutados en África, Cuesta se ha replanteado dejar su trabajo. "La verdad, es que viendo cómo la sociedad va girando, pero, sobre todo, viendo que tu vida no vale nada, y los que te tendrían que ayudar, te difaman, te amenazan, te machacan... Sintiendo que los que realmente deberían de ser tus aliados ahora son tus enemigos. Creo que llega un momento en el cual hay que cambiar el chip y decir que lo haga otro", explicó.