Las historias tras "La memoria taurina"

El MECyL expone casi 80 fotografías de los Archivos Estatales y todas ellas guardan una anécdota digna de ser descubierta

Una de las fotografías de Ándres Vázquez, que puede verse en la serie «Retratos». | C. T.

Una de las fotografías de Ándres Vázquez, que puede verse en la serie «Retratos». | C. T. / Carmen Toro

Al otro lado del objetivo ocurren anécdotas que quien mira una foto, normalmente, no conoce. Para desterrar esta común ignorancia, llega a Zamora "La memoria taurina", una recopilación de casi 80 fotografías taurinas de los Archivos Estatales.

Se trata de una exposición itinerante, pero inédita. Porque en el Museo Etnográfico se exponen por primera vez algunas instantáneas de ese patrimonio fotográfico y cada una "esconde" una historia.

Vista general de la exposición con el traje de luces de Ignacio Sánchez Mejías. | C. T.

Vista general de la exposición con el traje de luces de Ignacio Sánchez Mejías. | C. T. / Carmen Toro

Como la que se ha convertido en icono de la muestra, un retrato de 1970 del torero reconvertido en banderillero Manuel Carmona, que lleva una cámara con la que parece enfocar al espectador. La anécdota tras la foto es que los propios organizadores de la exposición, su comisario, Raúl Alonso, y el responsable de la Unidad de Asuntos Taurinos del Ministerio de Cultura, Antonio Amorós, no sabían quién era aquel torero-fotógrafo. Hasta que los "alumbró", en la exposición en el Archivo General de Indias de Sevilla, Manuel, hijo del torero Manolo Vázquez. "Con toda naturalidad y sin darse ninguna importancia", soltó al pasar por delante de la fotografía, "Anda, mira, aquí está Manolito Carmona". "Manuel, por Dios, ¿pero quién es este?", le preguntaron los responsables, que, en la inauguración en Zamora, ya han podido explicar quién era ese torero sevillano.

"Sucede con cierta frecuencia que el público completa la investigación que nosotros presentamos", subraya Amorós.

Similar es la historia de la fotografía de gran formato, obra de José Cerdá, que muestra un triunfo de los toreros Gabriel de la Casa y Pedrín Benjumea, a hombros de unos aficionados a las puertas de un bar de Valencia. ¿Pero de qué bar se trataba? No fue hasta que la foto se expuso en la ciudad cuando los responsables lo supieron. En esa retroalimentación generada con los visitantes, los valencianos identificaron Casa Balanzá, un bar que ya no existe, pero que los locales recordaban perfectamente. "Cada vez que llevamos la exposición a cualquier ciudad, el proyecto crece. Viene uno y se va otro", señala Alonso.

Las hay con anécdotas más divertidas detrás. Como la obra reproducida a gran formato, también de Cerdá, que se presenta por primera vez en Zamora y que muestra a un niño vestido de corto que asoma por la ventanilla delantera de un coche... y, desde el asiento de atrás, el que se asoma es un toro del que alguien llegó a preguntar cómo habría conseguido el fotógrafo que posase así. "La lectura de la foto es tan encantadora... el toro, aunque es de mentira, parece que mira a cámara".

En una serie dedicada a los retratos, pueden verse auténticas maravillas que dejan traslucir a través del papel la personalidad de los toreros captados. Una de las más llamativas es la que muestra a Bombita y que lleva por detrás una dedicatoria del propio torero, lo que permitió datar su fecha.

Uno de los "diálogos más impactantes" es el que se crea entre los retratos de Joselito "El Gallo" y Manuel Granero; ambos, con el mismo trágico destino de la muerte en la plaza. Estas fotografías, colocadas al lado y en las que parece que los toreros se dan la espalda, comparten otra intrahistoria: la del que fuera banderillero de ambos, Blanquet. Un hombre que presagió la muerte de Joselito en Talavera cuando olió a cera; lo que le ocurriría años después, en la cuadrilla de Granero. Pero es que Blanquet olió en el aroma de la cera una tercera muerte: la suya propia. Una tarde que Ignacio Sánchez Mejías toreaba en La Maestranza, el valenciano le rogó que no lo hiciera porque había vuelto a percibir "ese olor", Mejías le hizo caso omiso... y Blanquet sufrió las burlas al salir ileso el torero hasta que, esa noche, el subalterno falleció en el viaje con destino a la próxima corrida.

Y no podía faltar un guiño al torero de la tierra Andrés Vázquez. El maestro de Villalpando aparece retratados dos veces: una, en un primer plano de perfil y otra, dando un pase de pecho sentado en el estribo de Las Ventas, fotografía que dialoga con otra de Julio Robles a la verónica, colocada justo debajo.

En una serie dedicada a la mujer en la tauromaquia, una foto de un grupo de toreras trajo "de cabeza" a los responsables, que no lograban identificarlas. Tuvieron que recurrir a un experto en fotografía que, para su asombro, les desmintió que fueran toreras. "Llevan zapatos de tacón". Ese pequeño detalle que había pasado inadvertido para Alonso y Amorós fue clave y sirvió para tirar del hilo hasta dar con que las protagonistas del retrato eran, en realidad, actrices, lo que muestra esa "integración entre las diferentes artes escénicas, que convivían con total naturalidad".

Además de otras tantas fotos con una historia detrás, la muestra expone un traje de luces de Sánchez Mejías, seis cuernas de pastor con motivos de tauromaquia, un ejemplar de la revista "El ruedo" conmemorativo del 25º aniversario de la muerte de Manolete o una serie de dibujos que pueden verse hasta junio cuando, seguro, el proyecto se habrá enriquecido.

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